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El aspecto del nuevo Mondeo es imponente, con un frontal emparentado con los de los nuevos Fiesta y Focus. |
Ese titular resume perfectamente la idea expresada por la gente de Ford en relación a la cuarta generación de su Mondeo. El coche es, como su antecesor, uno de los últimos representantes del segmento D generalista, un segmento en declive como consecuencia del auge de las ventas de los SUV de gran tamaño y de la eclosión de las berlinas Premium, objetivo favorito de los clientes en este segmento.
El Mondeo mantiene una rivalidad de años con coches como el Volkswagen Passat, cuya nueva generación se presentará dentro de dos semanas, el Opel Insignia, recientemente restilizado, el Peugeot 508, que también acaba de recibir un rediseño de media vida y los veteranos y de ventas anecdóticas Citroën C5 y Renault Laguna. Toyota Avensis, Skoda Superb, Hyundai i40, Kia Optima y Mazda6 completan el elenco de modelos del segmento en nuestro mercado.
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La versión Sportbreak está muy lograda estéticamente. Debe suponer más del 50% de las ventas en Europa y sobre un 20% en España.
Con las ventas del segmento en ligero descenso y una gran importancia de las ventas a empresas en el mismo, el Mondeo ha decidido, como la mayoría de sus rivales directos, apuntar a los modelos Premium. Y para ello, ha crecido en tamaño, entrando casi directamente en el segmento E, ha incorporado una gama de motores con importantes novedades, ha multiplicado la oferta con una variante híbrida, ha incrementado los equipamientos de seguridad y confort y ha mantenido los tres tipos de carrocería, 4 puertas, 5 puertas y Sportbreak (Familiar) de que ya disponía la generación anterior.
El coche crece en 10 cm respecto a su antecesor, lo que significa que se va hasta los 4,87 metros (eso significa que está más cerca de un Audi A6 (4,91 metros) que de un Audi A4 (4,70 metros), por ejemplo, que sería su objetivo teórico aunque también es cierto que Insignia y Passat siguen la misma línea). La anchura es de 1,82 metros y la altura se reduce en 4 cm y se queda en 1,48 metros. Su nueva plataforma global –en Estados Unidos este coche se vende desde hace dos años con el nombre de Fusion- tiene una distancia entre ejes muy generosa de 2,85 metros.
Estamos, por lo tanto, ante un coche realmente grande pero cuya estilizada carrocería, con la reducción de la altura, convierte en mucho más elegante y deportivo que antes. Las generosas dimensiones exteriores se traducen en un habitáculo realmente grande. El espacio en las plazas traseras es imponente con mucho espacio para las piernas, una altura a techo correcta y una plaza central trasera más que utilizable. Como curiosidad hay que señalar que en las plazas exteriores traseras, el Mondeo estrena, como novedad mundial, unos cinturones con airbag integrado.
Estos cinturones pueden utilizarse tanto por adultos como para niños –son compatibles con las sillitas con isofix- y aunque son más pesados y no se enrollan cuando no se utilizan como los convencionales, tienen una parte inferior más suave que limitan el rozamiento con la ropa y el cuerpo. La verdad es que, probados en un trayecto corto, no me parecieron más incómodos que los convencionales.
La característica más destacada de estos cinturones es que, en caso de accidente frontal o trasero –en los impactos laterales no se activan- multiplican por tres la banda de retención del cuerpo disminuyendo el riesgo de heridas y fracturas provocadas por el propio cinturón.
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En las plazas delanteras, que incrementan su oferta de confort –ahora es posible dotar a los asientos de regulación eléctrica en diez posiciones, calefacción (también los traseros exteriores pueden ser calefactables) y sistema de masaje para reducir la fatiga- el rasgo más relevante es la eliminación de la antigua consola con numerosos botones y de la ridícula pantallita de 5 pulgadas. Ahora, la pantalla es de 8 pulgadas, es táctil y va situada en la parte superior de la consola central.
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A través de la pantalla y del sistema SYNC de órdenes por voz, se controla el equipo de entretenimiento, el navegador, determinados ajustes del climatizador y el teléfono. La pantalla está muy bien pero el sistema de menús requiere acostumbrarse un poco a ellos dada la gran cantidad de cosas que es posible hacer.
Ford, no obstante, ha dejado otros elementos como, por ejemplo, la regulación de la suspensión activa disponible en determinadas versiones, a los mandos en el volante del ordenador de a bordo. Las órdenes dadas a los mismos se visualizan en una de las dos pantallas incrustadas en la abigarrada instrumentación y la verdad es que creo que sería más fácil gestionar también este tipo de ajustes en la pantalla central.
El ordenador es completo pero no permite ver diferentes datos a la vez y hay que seleccionarlos uno por uno mediante los mandos al volante, lo que obliga a fijar mucho la vista en lo que se hace. También el control de crucero, que puede ser activo, se gestiona mediante otro grupo de mandos en el volante.
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Por lo que respecta al diseño y al acabado, hay que señalar que éstos ya eran buenos en el Mondeo actual y que en este parecen haber dado un nuevo pasito hacia delante. En lo que seguro que ha mejorado –y mucho- el coche es en el aislamiento acústico. Este nuevo Mondeo, lleve el motor que lleve, es un coche muy silencioso y con una calidad de filtrado de baches impresionante.
Probamos el coche en las carreteras de las sierras de Málaga y Granada y tuvimos la ocasión de conducir una versión de 1,5 litros gasolina Ecoboost de 160 CV en carrocería familiar Sportbreak (el azul de las fotos) y un diésel de 180 CV con cambio manual (combinación que no se venderá en España donde este motor sólo se combinará con la caja de cambios de doble embrague Powershift, que no probamos) y carrocería de cinco puertas. El primero estaba dotado de una suspensión convencional y el segundo de la pilotada con tres modos de uso; Confort, Normal y Sport.
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En autopista tiene un aplomo espectacular gracias a su larga batalla y en carreteras de curvas –las del interior de Málaga no son precisamente rectas y el firme merece un buen repaso- la precisión del chasis es más que destacable. En la berlina, la posición Confort me pareció apropiada sólo para autopista y ciudad mientras que entre la normal y la deportiva hay pocas diferencias. Como consejo, la deportiva es sólo usable cuando uno pretende ir realmente rápido ya que, de lo contrario, la normal tiene una mayor capacidad de absorción y ya sujeta suficientemente bien el coche.
Respecto a los motores, el dos litros de 180 CV, un motor PSA como el resto de la gama diésel, es excelente en cuanto a respuesta. Tiene bastantes bajos, recupera bien y ofrece una notable elasticidad pero lo mejor es que su elevado par permite tirar de marchas largas sin problemas y con ello, se reduce el consumo.
El Mondeo recurre a la nueva generación de motores Ecoboost para la gama de gasolina. Por debajo, para las versiones de acceso, queda el 1.0 de tres cilindros de 125 CV que tan bien mueve al Fiesta y al nuevo Focus pero que está por ver qué dará de sí en un coche tan grande. En cualquier caso, habrá que esperar ya que no había unidades con este motor en la presentación.
El 1.5 Ecoboost de 160 CV que sí pudimos conducir es un motor nuevo. No tiene bajos –de hecho le cuesta incluso iniciar la marcha cuando el Stop-Start lo pone de nuevo en marcha tras pararse en un atasco o un semáforo- de manera que, en conducción rápida, conviene no dejarle caer por debajo de las 2.000 rpm si queremos mantener cierta calidad de respuesta. Luego, en recuperaciones estira mucho y en un andar tranquilo resulta agradable y muy silencioso.
La gama española de versiones es un tanto peculiar ya que, de entrada, ninguna de las dos variantes que probamos en la presentación, ambas con caja manual de seis velocidades, estará disponible en nuestro mercado. Sí lo estarán con caja automática, de convertidor de par en los gasolina y de doble embrague Powershift en los los diésel.
A FAVOR
EN CONTRA
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