viernes, 22 de abril de 2016

Mercedes Clase S Cabrio

Mercedes Clase S Cabrio. Descapotable de gran tamaño, cuatro buenas plazas, extraordinaria elegancia, abundante potencia, rebosante confort y prohibitivo precio. 

Prueba Mercedes-Benz S Cabrio 2016

A pesar de ser un modelo al que muy poco público puede permitirse acceder, la carrocería cabrio es la sexta dentro de la gama Clase S, tras la berlina corta, la berlina larga, Maybach, Pullman y Coupé. La primera vez que Mercedes presentó un descapotable de lujo fue en el año 1951, con el Mercedes 300S Cabrio. En el nuevo modelo, es a partir de la carrocería Coupé sobre la que se ha desarrollado la variante cabrio, que añade un sobrepeso de 115 kg. De inicio, se venderá en versiones S 500 y AMG S 63 4Matic. La primera de ellas incorpora un bloque 4.7 V8 biturbo de 455 CV con cambio automático de nueve velocidades. La segunda, de corte más deportivo, emplea un motor 5.5 V8 biturbo de 585 CV asociado a una caja de cambio automática de siete velocidades y al sistema de tracción total 4Matic. La carrocería mide 5,03 metros de largo, 1,90 metros de ancho y 1,42 metros de alto y dispone de una capota de lona, a escoger entre cuatro colores (negro, azul, beige o granate), que se pliega o despliega en 20 segundos, operaciones que pueden realizarse en marcha siempre que se circule por debajo de 60 km/h.

Mercedes S Cabrio
Mercedes Clase S Cabrio: así es por dentro

Por calidad, refinamiento y confort, el habitáculo de este Clase S Cabrio está a la altura del Clase S berlina, con la salvedad de que las dos plazas traseras son mucho más pequeñas, aunque sí aptas para dos adultos. Es uno de los descapotables más confortables al circular descapotado, pues cuenta con un nuevo sistema, denominado Aircap, que dispone de dos deflectores eléctricos, uno entre los respaldos de los dos asientos traseros, y otro sobre el marco del parabrisas. Esto logra reducir las turbulencias en el habitáculo notablemente. Pero este no es el único elemento de cara a priorizar el confort de marcha, pues el S Cabrio también puede llevar calefacción en los asientos, volante y reposabrazos central y de las puertas.
Mercedes S Cabrio interior
También puede equipar función masaje en las butacas delanteras o el sistema Airscaf, que proporciona un flujo de aire caliente directo a las nucas de los ocupantes de las plazas delanteras. Asimismo, la capota de lona cuenta con un elaborado encapado que aisla al habitáculo de muchos ruidos y vibraciones.

Mercedes Clase S Cabrio: así va en carretera

Comenzamos probando el S 500. Sentarte al volante no te inspira mucha deportividad, pues la butaca tiene un mullido muy blando y los materiales del salpicadero son tan refinados que los asocias más a una berlina de lujo antes que a un deportivo. El sonido del motor 4.7 V8 biturbo es grave y contundente y la respuesta resulta muy progresiva. Los cambios de marcha son casi imperceptibles y la capacidad para ganar velocidad es abrumadora, aunque no demasiado impactante. Acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. Consume 9,1 l/100 km. En curva, se muestra razonablemente ágil para arrastrar 2.115 kg de peso, aunque la blanda suspensión neumática, si bien filtra muy bien las irregularidades del asfalto, permite unos considerables balanceos de la carrocería. Por su parte, el S 63 es claramente más rápido, pero tampoco es un deportivo como tal. Su motor 5.5 V8 biturbo corre muchísimo, acelerando de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos. Y su consumo se sitúa en 10,4 l/100 km. Esta versión pesa aún más (2.185 kg), ya que el motor es más grande y además incorpora tracción total, mientras que en el S 500 es sólo trasera. La caja de cambio, por su parte, es más brusca, pero algo más rápida. Este S 63 recibe retoques en la suspensión, la dirección y la respuesta del acelerador con el fin de convertirlo en un coche menos ´relajado´ que el S 500, pero aun así sigue mostrándose como un gran cabrio de lujo, no como un deportivo. El sonido de su motor, por cierto, es algo más agudo y claramente más audible. No obstante, resulta razonablemente ágil en curva, corre muchísimo y, si va equipado con los frenos carbocerámicos opcionales, exhibe una frenada sublime.
El S 500 está ya a la venta desde 166.000 euros, mientras que el precio del S 63 es de 222.700 euros. En junio, llegará un nuevo S 65 con motor V12 biturbo cuyo precio se situará en 303.025 euros. De esta manera, dentro de la gama S Cabrio habrá versiones para competir con modelos como el BMW Serie 6 Cabrio, como para hacerlo contra descapotables de lujo como el Bentley Continental GTC.

Mercedes S 500

  • Precio: 166.000 euros
  • Motor: Gasolina, 4.7 biturbo, 8 cil. en V; 455 CV a 5.250-5.500 rpm; 700 Nm de 1.800 a 4.000 rpm
  • Cambio: Caja automática de 9 velocidades
  • Tracción: A las ruedas traseras
  • Prestaciones: 0 a 100 km/h en 4,6 seg.; vel. máx.: 250 km/h
  • Consumo: 9,1 l/100 km
  • Peso: 2.115 kg

Mercedes-AMG S 63

  • Precio: 222.700 euros
  • Motor: Gasolina, 5.5 biturbo, 8 cil. en V; 585 CV a 5.500 rpm; 900 Nm de 2.250 a 3.750 rpm
  • Cambio: Caja automática de 7 velocidades
  • Tracción: A las cuatro ruedas
  • Prestaciones: 0 a 100 km/h en 3,9 seg.; vel. máx.: 250 km/h
  • Consumo: 10,4 l/100 km
  • Peso: 2.185 kg

LO MEJOR Y LO PEOR

+ Confort de marcha, refinamiento, prestaciones de los motores, razonable amplitud interior.
– Precio muy elevado, ausencia de una versión más modesta.



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